Philip Roth: No hay nada más complejo que la claridad.


"En la farsa, la sátira o la tragedia, el escritor se ha declarado enemigo de lo simple, de la dicotomía entre blanco y negro, y trabaja como pocos la gama de grises que tiñen la conciencia."

He leído este mes tres libros esplendidos. Uno clásico “Madame Bovary” de Flaubert (una joya), Ámsterdam de Ian Mcewan (estos dos libros los empecé a leer en India y los acabe aquí) y el último esplendido de Philip Roth “Némesis”. Hablare de este último que me ha impactado y que acabo de terminar. Realmente un gran libro a la altura de lo mejores libros de Coetze (este para mi el mejor novelista vivo). “Némesis” es un libro preciso, sugerente, honesto y que lo he leído en tres tirones.

Utilizo las palabras de José María Guelbenzu en Babelia para presentar este gran libro:
“En esta ocasión, Roth se enfrenta al problema de la culpa, pero lo enfrenta desde un ángulo especialmente interesante: Eugene Bucky Cantor es un joven atleta de veintitantos años, monitor de deportes de un colegio en el barrio judío de Weequahic, en Newark, que no ha podido alistarse en el Ejército por su vista deficiente. Estamos en plena Segunda Guerra Mundial y él se siente disminuido con respecto a sus amigos que están en el frente. Al mismo tiempo, se declara una epidemia de polio en el barrio y empiezan a morir o enfermar algunos de los niños que tiene a su cuidado. En ese momento, su novia (un sueño para él, una promesa de vida futura y ascenso personal y social) le sugiere que se aleje de Weequahic y se contrate como monitor en Indian Hill, en el campamento juvenil en las montañas Pocono donde ella está trabajando. Bucky duda entre su responsabilidad en el barrio y la grata perspectiva de reunir el cuidado de niños con el reencuentro con su novia y, al final, tras muchas dudas, se decide por aceptar el trabajo que le ofrecen en Indian Hill.
El ángulo de entrada al problema a que nos referíamos (la culpa) es el de abordar este sentimiento desde el sentido de la responsabilidad. Bucky es un chico honesto, con un desarrollado sentido del deber y del honor personal que se va a ver encerrado entre la sensación de traición por abandonar el barrio y la deseable y atractiva felicidad de instalarse en el campamento. Da constantemente vueltas a un hecho doble: que no ha podido ir a la guerra y que no se ha quedado a luchar contra la polio.”


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