Harari, un historiador ante el
coronavirus: “Estamos presenciando experimentos en millones de personas”
Para el prestigioso ensayista,
Estados Unidos abandonó su liderazgo global. Dice que la respuesta de los
gobiernos, entre la solidaridad mundial o la competencia aislacionista,
definirá lo que viene. El peligro de una era de fábricas con robots y sin
trabajadores humanos.
Yuval Noah Harari no es solo un
historiador israelí de 44 años. Tampoco es solo un filósofo, un profesor o un
reconocido escritor. Es uno de los pensadores destacados del siglo XXI y sus
opiniones influyen.Su mirada, expuesta en la exitosa trilogía Sapiens: De
animales a dioses -que vendió 13 millones de ejemplares-; Homo Deus: Breve
historia del mañana y 21 lecciones para el siglo XXI, abarca desde los temas
más globales, como por qué los humanos dominamos el planeta, hasta los más
específicos, como el impacto de algoritmos computacionales en nuestro futuro.
Los peligros de la injerencia de
Estados y corporaciones en la esfera íntima a través de la tecnología, el
futuro del empleo, un sistema de renta básica universal y las posibles
consecuencias de la ingeniería genética en la desigualdad son algunos de los
temas sobre los que conversó con la agencia EFE desde su residencia en el
moshav Mesilat Zion (entre Tel Aviv y Jerusalén), donde asegura estar
trabajando "más que nunca antes" a causa de la pandemia.
-¿Cuáles serán los efectos más
importantes de la crisis del coronavirus?
-Creo que es importante entender que
estamos reescribiendo las reglas del juego. Del juego económico y político,
todo está en juego. Estamos presenciando muchos experimentos en millones de
personas, como en Estados Unidos, que va a implementar la renta básica
universal dando dinero a todos sus ciudadanos durante la crisis. Ya se pensó en
eso antes pero nadie lo hizo a esta escala y no sabemos cuáles serán las
consecuencias. Subrayaría dos elementos principales: primero, que no hay nada
predeterminado en la manera de lidiar con esta crisis y que hay muchas
opciones, no una sola y, segundo, que las decisiones que tomemos tendrán un
impacto durante años y décadas y reconfigurarán el planeta.
Mi principal preocupación es que,
debido a consideraciones cortoplacistas, la gente tome decisiones equivocadas
como, por ejemplo, lidiar con la crisis implantando regímenes autoritarios o
incluso totalitarios, en lugar de empoderar a los ciudadanos. O que países
opten por el aislacionismo y persigan intereses nacionalistas, algo que tendría
consecuencias terribles para el mundo al terminar la crisis. Lo que elijamos en
el próximo mes o dos cambiará el mundo durante años o incluso décadas.
-¿Qué cambios geopolíticos pueden surgir?
-Creo que hay algo importante y es
ver si logramos lidiar con esto unidos como humanidad. Por ejemplo,
estableciendo un sistema global de producción y distribución de equipamiento
médico, donde países empleen recursos para producir respiradores y medicamentos
y luego los distribuyan de manera justa, en lugar de que los países ricos
monopolicen los recursos y no quede nada para los pobres. Si logramos hacer
esto, podría dejar un legado de solidaridad, confianza y cooperación que nos
ayudaría a lidiar con muchas otras crisis en el futuro. Pero si termina
predominando una competición egoísta y nacionalista entre países para conseguir
todo lo posible para sí mismos sin importar los demás, dañando la eficiencia en
la producción y resultando en una distribución no equitativa de los
equipamientos, esto dejaría un legado tóxico, algo que podría afectar a las
relaciones internacionales muchos años.
-¿Y cómo quedará la distribución de
poder entre países?
-Algo muy llamativo es cómo Estados
Unidos, desde que comenzó el gobierno de Donald Trump, ha abandonado
completamente su rol de liderazgo en el mundo respecto a crisis previas, como
la epidemia de ébola o la crisis financiera del 2008, donde lideró un esfuerzo
junto a otros países y evitaron un desenlace peor. Pero en esta crisis, cuando
empezó, Estados Unidos se desentendió completamente y no hizo nada. Cuando se
expandió del este de Asia a más y más áreas, al principio negó que hubiera un
problema e incluso ahora, cuando finalmente lo reconoce, sigue sin tomar un rol
de liderazgo y continúa con su política de "América primero". Solo
que ahora es América primero en infecciones. Estados Unidos básicamente ha
abandonado su papel de líder global y ha dejado un vacío que otros países están
tratando de llenar, como Alemania, que está haciendo un trabajo impresionante.
Después de mostrar dudas en su reacción inicial, ahora está tratando de adoptar
una posición de liderazgo responsable, no solo económicamente, sino también
enviando ayuda y recibiendo pacientes de otros países para ayudarlos con la
crisis, y esto es algo muy alentador. También vemos que China envía ayuda,
equipos de expertos y equipamientos médicos a países en todo el mundo. Mucha
gente los acusa de explotar esta situación pero creo que es injusto, porque
esto es lo que realmente necesitamos en este momento, que los países se ayuden
entre sí. Y si hay una motivación política, ¿qué importa?
Espero que la
gente se dé cuenta del error que hemos cometido al debilitar la solidaridad y
cooperación internacional, y que al final salgamos con organizaciones
internacionales más fuertes y con una profundización de la solidaridad global
que nos ayudará a lidiar no solo con esta crisis, sino con otras en el
futuro".
-¿Son instituciones como la Unión
Europea o Naciones Unidas lo suficientemente fuertes para liderar la lucha
contra la pandemia?
-En los últimos años el poder de
estas organizaciones ha sido debilitado por el crecimiento de políticas
aislacionistas y populistas, y muchos países que antes eran los principales
pilares del multilateralismo y el orden internacional, especialmente Estados
Unidos y Gran Bretaña, han renunciado a ese papel. Ahora nosotros estamos
pagando el precio, en un momento de crisis, cuando necesitamos cooperación
global más que nunca, las organizaciones internacionales son relativamente
débiles. No sé qué va a pasar, pero espero que la gente se dé cuenta con la
crisis del error que hemos cometido al debilitar la solidaridad y cooperación
internacional, y que al final de esta crisis salgamos con organizaciones
internacionales más fuertes y con una profundización de la solidaridad global
que nos ayudará a lidiar no solo con esta crisis, sino con otras en el futuro.
-¿Qué cree que pasará con el mercado
laboral una vez que esto termine?
-Creo que hay dos posibles impactos
principales. Primero, el mercado laboral se va a reestructurar, porque estamos
teniendo un experimento masivo de trabajar desde casa y el resultado de esto va
a modificar la economía del futuro. Muchas cosas en que la gente pensó pero que
nunca se intentaron, como por ejemplo la enseñanza universitaria por Internet,
que se están experimentando ahora. Si las universidades se dan cuenta de que
pueden enseñar por Internet, una vez que termine la crisis, aunque muchos cursos
vuelvan a la normalidad, otros se seguirán impartiendo online, lo que significa
que pueden contratar personas en otros países para dar clases, algo que podría
cambiar el mercado laboral académico, por ejemplo, con universidades europeas
contratando profesores de India, que les serían mucho más baratos y podrían
enseñar de forma virtual. Es solo un ejemplo de lo que podría pasar en muchas
más industrias.
Otro posible impacto es la
aceleración de la automatización y la implementación de robots, inteligencia
artificial y aprendizaje automático en trabajos que hasta ahora eran hechos por
humanos. Lo que está pasando ahora en la crisis es que hay mucha presión en
muchas industrias para reemplazar a los humanos. Sí un trabajo puede ser hecho
por un robot, aunque el robot no sea tan bueno como el humano, en este momento
es mucho más conveniente porque no se pueden contagiar. Entonces, si hay una
fábrica que tiene solo robots y una fábrica que tiene solo humanos, la fábrica
humana, aunque sea un poco mejor en producción, ahora está cerrada por la
cuarentena y el miedo al contagio, algo que podría significar un estímulo
inmenso para que muchas compañías experimenten con un sistema de producción
automatizado. El tema es que cuando la crisis se termine, difícilmente
volveremos a donde estábamos antes. Hay muchas industrias que podrían atravesar
un proceso de rápida automatización, sobre el que se viene hablando mucho en
los últimos años y que, mientras que en condiciones normales podría haber
tomado 10 o 20 años, por esta epidemia ahora tomará solo dos o tres meses.
Estamos teniendo
un experimento masivo de trabajar desde casa y el resultado de esto va a
modificar la economía del futuro. Muchas cosas en que la gente pensó pero que
nunca se intentaron, como por ejemplo la enseñanza universitaria por
Internet".
-Si sucede así de rápido, podría
tener consecuencias devastadoras para los trabajadores.
-Sí, y actualmente la pandemia está
centrada en los países más ricos del mundo, como en Europa, Estados Unidos,
antes en China, Corea del Sur o Japón. Pero en el largo plazo, la peor de las
crisis se sufrirá en los países pobres. Ahora no hablamos mucho sobre lo que
pasa en América del Sur, en África o en el Sudeste Asiático, pero tanto la
epidemia en sí como la crisis económica probablemente golpearán a los países
pobres y en desarrollo mucho más que los países ricos. Y si el sistema de salud
de un país como España tiene dificultades lidiando con esta crisis, piensa lo
que puede pasar cuando la epidemia se extienda a países como Perú, Bangladesh o
Sudáfrica. El mayor número de muertos, probablemente, será en estos países, no
en Europa o Estados Unidos. Lo mismo con la crisis económica, ahora la vemos en
Europa, el este de Asia o América del Norte, pero en última instancia estas
áreas podrán sobrevivir mediante salvamentos económicos como el que está
implementando Estados Unidos e, incluso, podrían beneficiarse a largo plazo
mediante procesos como la automatización. Pero si pensamos en los países pobres
o en vías de desarrollo, que no tienen estas capacidades económicas y que
probablemente también experimentarán estos procesos de automatización, muchos
podrían colapsar totalmente económica y políticamente. Por eso creo que es
necesario una red de contención global para ayudarlos a enfrentar las
consecuencias económicas de la epidemia.
-¿Qué elementos positivos se pueden
extraer de la situación actual?
-Más allá del entendimiento de la
necesidad de mayor solidaridad global, creo que esta crisis podría enseñarnos a
enfrentar de manera más efectiva otros problemas globales, como el cambio
climático. En los últimos años se habló mucho sobre el peligro de una epidemia
y gobiernos y ciudadanos no invirtieron esfuerzos suficientes para prepararse,
porque siempre es más fácil enfocarse en las preocupaciones inmediatas que en
peligros futuros. Pero ahora nos damos cuenta de que fue un error enorme no
prepararnos para esta eventualidad, y espero que aprendamos la lección en
relación al cambio climático: que es mejor invertir dinero ahora para evitar el
peor escenario, que esperar a que la crisis nos golpee y sea demasiado tarde.
Otra lección positiva es la
importancia de la educación científica y la confianza en la ciencia y en sus
expertos. En los últimos años vimos un crecimiento de los populismos, con
políticos socavando la confianza de la gente en la ciencia, pintando a los
expertos como una élite desconectada de la gente a la que no debemos escuchar.
Ahora entendemos la inmensa importancia de escuchar a estos expertos, que nos
digan qué está pasando y qué debemos hacer.
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