TRANSMITIR VERDAD: IMRE KERTÉSZ


Magnífico libro, obra sin duda maestra, “Sin destino” de Imre Kertész . Escritor húngaro nacido en Budapest en 1929, vástago de una familia judía. Contaba 15 años cuando fue deportado al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. El año 1945 fue liberado del campo de exterminio de Buchenwald. Siguieron después 15 años, hasta que Imre Kertész comenzó a trabajar en la novela Sin destino (1975). Cuando, después de diez años, concluyó el manuscrito, había escrito una de las obras literariamente más destacadas sobre el llamado holocausto, una obra maestra estremecedora y al mismo tiempo provocadora. Para mi la literatura a parte de entretener me tiene que transmitir Verdad y Kertész lo logra totalmente.


“Hay que tomar también en serio a Imre Kertész en sus nocturnos paseos intelectuales. Este escritor no gusta de filosofar a la luz diurna de los tratados lógicos o ensayísticos. Prefiere a ella la oscuridad protectora y reveladora propia de la narración. No será posible superar la consternación que se apodera del lector cuando recorre las páginas de Sin destino, si acaso, reprimirla. Pero si aprenderá a comprenderla si está dispuesto a seguir a Imre Kertész en su línea de pensamiento. Sus novelas son una reflexión profunda de toda una vida, y muy cercana a esta, sobre el destino y la falta del mismo, sobre la libertad y la angustia de sobrevivir, sobre el sistema y la moral. Sin destino, es una de las obras más importantes de la literatura europea de este siglo”.
Termino con un texto de Primo Levi para no olvidar que los humanos podemos caer y caemos muy facilmente en la inconsciencia, mi amigo Gurdjieff decía que el hombre se hace y se lo tiene que ganar:
"26 de enero. Estamos solos, abandonados en un universo de muertos y larvas. El último rastro de civilización ha desaparecido de nuestro alrededor y de nuestro interior. La obra de bestialización emprendida por los alemanes triunfantes ha sido cumplida por los alemanes derrotados. Es hombre quien mata, es hombre quien sufre o comete una injusticia: no es hombre quien ha perdido toda decencia y comparte su lecho con un cadáver. Quien ha esperado que su vecino acabara de morir para quitarle un pedazo de pan puede ser inocente, pero está señalado, condenado, maldito".

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