ESCUCHAR Y CEREBRAR LA VIDA



Acabo de terminar y disfrutar de un libro bien escrito, profundo y con sustancia de vida, “El latido de las palabras (Escuchar y cerebrar la vida)” (editorial Dilema) de un amigo real y compañero del camino Alfonso Colodrón. Que alegría que un amigo y colega haga un buen libro. Alfonso es un personaje peculiar que ha experimentado y experimenta la vida. Desde sus primeros años en la política, seguido del viajero de los de verdad (de mochila y abierto al camino), hasta sus experiencias en los años 80 en la vida comunal (en la que nos conocimos y compartimos pan y techo), seguido de amante de las palabras (ha traducido buenas obras), padre de dos preciosas niñas (a las que conocí la semana pasada), terapeuta de Gestalt...Ahora se que nos esta preparando otro libro (un pajarito me lo ha dicho), un comentario de uno de los grandes libros de la sabiduría universal y del camino sin camino, “El Tao Te Ching” de Lao Tse. Como homenaje para el y todos los que creemos que la vida es escuchar y cerebrar la vida un texto de Castañeda que lo tengo en mi corazón:


"Cada cosa es un sendero entre un millón. Por lo tanto, tú debes siempre recordar que un sendero es sólo eso: una senda. Si sientes que no debes seguirlo, no deberás permanecer en él bajo ningún tipo de condiciones. Para poseer tal claridad deberás siempre llevar una vida disciplinada. Sólo entonces llegarás a saber qué es una senda, y que no debe haber afrenta para ti ni para otros por abandonarla, si eso es lo que tu corazón te pide. Pero tu decisión de seguir en la senda o de abandonarla, deberá estar libre de temores o ambiciones. Te advierto. Debes mirar cada sendero con mucha atención. Pruébalo tantas veces como lo creas necesario. Luego pregúntate a ti, y a ti solamente, una pregunta. Esa pregunta es una que sólo haría un hombre de mucha edad. Mi padre me la hizo cuando yo era joven y mi sangre era muy vigorosa para que yo la entendiera. Ahora la comprendo y te la voy a repetir. ¿Tiene corazón este sendero? Todas las sendas son iguales; no conducen a ninguna parte. Son senderos que cruzan el matorral o se internan en el matorral. En mi propia vida puedo afirmar que he recorrido senderos largos, muy largos, pero no he llegado a ninguna parte. La pregunta de mi benefactor tiene ahora sentido. ¿Tiene corazón este sendero? Si lo tiene, el sendero será bueno. Si no, no sirve. Ambas sendas no conducen a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno significará un viaje alegre; mientras lo recorras, serás parte de él. El otro puede arruinar tu vida. Uno te hará fuerte; el otro te debilitará. El problema es que nadie se hace la pregunta, y cuando un hombre termina por comprender que ha seguido un sendero sin corazón, ya está por matarlo. En ese punto, son pocos los hombres que pueden detenerse a pensar y abandonar el sendero. Una senda sin corazón nunca podrá ser disfrutada. Tendrás que esforzarte incluso para recorrerla. En cambio, una senda con corazón es fácil, no te obligará a esforzarte para gustar de ella. Para mí sólo tiene sentido recorrer los senderos que tienen corazón. En cualquier senda que puede tener corazón, allí viajaré, y el único desafío que vale la pena, es recorrerlo en toda su extensión.Y allí viajaré, buscando, buscando sin aliento."

* Pagina web de Alfonso Colodrón: http://www.alfonsocolodron.com/
* “El latido de las palabras” (editorial Dilema- ISBN:84-96079-93-7)

Comentarios

Entradas populares de este blog

¡¡ Qué maravilla: puedo cortar leña y sacar agua del pozo !!

Saramago y Melville- la mejor novela surge de la imaginación

LA FLOR PURPURA - CHIMAMANDA NGOZI ADICHIE