LOS PERROS LADRAN, LA CARAVANA SIGUE SU CAMINO



Nos ha dejado el escritor egipcio Naguib Mahfuz, premio Nobel en 1988, que falleció ayer a los 95 años. Era uno de los escritores que ocupan un lugar preferente en mi biblioteca y que me ha dejado huella. Y es un referente de la libertad de expresión, la tolerancia religiosa y el diálogo entre civilizaciones tan necesitado hoy en día. Lo he leíodo hace bastante tiempo pero me faltan algunas obras importantes que quiero leer como “Hijos de nuestro barrio”.
Aquí os pongo alguna de sus opiniones y mando mi pequeño homenaje a este luchador inteligente.


"Cuando veo mi vida en su conjunto, me pongo contento", declaró en 1993 a Le Figaro. "El sentido de la vida", añadió, "no es independiente de la vida misma. Vivir quiere decir comer, beber, dormir, amar, trabajar, pensar. Tal es el sentido de la vida".


Moderado políticamente, también lo era en materia religiosa. Para él, la religión, cualquier religión, era "amor a la gente y a la vida" y "una relación íntima entre la persona y Dios". Por eso le preocupaban por igual los llamamientos de Bush a la cruzada y los de Bin Laden a la yihad. "Si el mundo hace caso a esa gente, vamos a la perdición", decía.


"Cuando se habla de conciencia, hermandad y justicia en el mundo, alguna gente dice que eso sólo son palabras que expresan sueños. Pero no sólo las pesadillas pueden hacerse realidad, también pueden materializarse los sueños". Una afirmación que completó con otra igualmente maravillosa: "La justicia consiste en tener respeto por el derecho de la gente a vivir como quiera".


"Mi posición", decía, "es muy clara: me opongo a Sadam y me opongo también a esta guerra. La guerra generará una cantidad enorme de destrucción, no sólo en Irak, sino en todo el mundo árabe. Esto es algo que no necesitamos".En noviembre de 1994, en el hospital cairota adonde le había llevado el atentado sufrido el mes anterior, Mahfuz citó el viejo proverbio árabe: "Los perros ladran, la caravana sigue su camino". Desde entonces han pasado muchas más cosas horribles, incluidos los atentados terroristas del 11-S y el 11-M en Estados Unidos y España, la calamitosa invasión norteamericana de Irak y la reactivación de los conflictos en Palestina y Líbano. Y, no obstante, Mahfuz -casi ciego, con el oído muy duro, la lengua balbuciente y la mano derecha paralizada desde el atentado- siguió sosteniendo hasta el final que la caravana de un diálogo universal de culturas, que consideraba el aspecto más interesante de la globalización, seguiría caminando.

(textos sacados del País)

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